Puedes pasar el día en cama enumerando las dificultades que
tienes con las partes de tu cuerpo que ya no funcionan, o puedes levantarte de la
cama y agradecer por las que sí funcionan. Cada día es un regalo, y por el
tiempo que tus ojos se abran concéntrate en el nuevo día, en el nuevo año y en
las memorias felices que has guardado en tu mente… levántate de ese temblor, de ese dolor, creyendo y confiando que Dios hará justicia y que viene sobre tu vida una tremenda bendición del cielo en este 2015.
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